Junto a las primeras rampas del puerto de la Mazorra se asienta esta histórica población.
Entre los barrios de Valdenoceda, nos deslumbra el conjunto integrado por la iglesia románica de San Martín y el torreón de los Fernández de Velasco.
La iglesia destaca por la torre del campanario, donde se abren varios arcos de medio punto.
A la torre se accede por un husillo, en cuyo exterior resaltan dos altorrelieves que representan a San Juan y San Lucas. Un amplio pórtico protege el arco de medio punto de la portada sobre la que aparece una serie de canecillos.
La torre fortificada, construida a finales del siglo XIV y restaurada recientemente, resalta por su cuerpo almenado de la parte superior. Esta sólida fortificación de veinte metros de altura está declarada como BIC. Conserva gruesos muros, estrechas ventanas apuntadas y varios escudos de los Velasco.
En el barrio de arriba predominan las casas de piedra y madera, algunas de ellas señoriales, como la que perteneció a la familia de La Garza, descendientes del fundador de la ciudad de Corpus Christi, en Texas.
Junto a la presa del río Ebro se ubica el antiguo edificio de la fábrica de harinas y de seda, que fue utilizado como penal durante la Guerra Civil, entre 1939 y 1945.
Por allí llega el río Ebro a Valdivielso; tras abrirse paso entre las Sierras de Tudanca y La Tesla, y modelar el desfiladero de Los Hocinos, las aguas del Ebro se amansan y comienzan su tranquilo recorrido por el Valle de Valdivielso. Junto al curso del río, varios caminos y sendas han sido aprovechadas y desbrozadas para permitir el paso a los senderistas por el GR99 o Camino Natural del Ebro. Este desfiladero ha sido un paso obligado en la comunicación entre el Cantábrico y la Meseta.
Puntos de Interés
De fábrica de seda a penal
Un valle volcado hacia el exterior por sus buenas comunicaciones y que contaba con un recurso hidráulico importante como es el río Ebro, también tuvo su época de auge industrial.
A la entrada del barrio Grande encontramos la Casa Grande, perteneciente a la familia De la Garza, entre cuyos miembros se cuentan ilustres colonizadores en América. El edificio es de buena factura con una ornamentación sencilla y elegante. Está declarado Monumento Histórico-Artístico en 1978.
Vinculada a la familia De la Garza, a mediados del siglo XVIII, la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas estableció en Valdenoceda, en otro de sus barrios a orillas del Ebro, una fábrica textil, donde se producían paños de gran calidad para su exportación a América. Durante el siglo XIX cambió su uso y funcionó allí una fábrica de harinas, que a comienzos del siglo XX se convertiría en la primera fábrica española de seda artificial.
Desde 1938 y hasta 1943, este sólido edificio de planta rectangular, se convirtió en una de las más terribles prisiones de castigo del régimen del general Franco.
Allí eran trasladados presos de toda España, víctimas de la represión, juzgados por cualquier motivo y condenados, paradójicamente, en la mayor parte de los casos, por «adhesión a la rebelión».
Por la cárcel, convertida con el tiempo en un auténtico campo de exterminio, pasaron varios miles de personas.
El edificio, compuesto de tres plantas y con capacidad para menos de 300 personas, llegó a albergar a casi 1.600 presos
ARQUITECTURA SEÑORIAL
Desde comienzos del siglo XI, Valdenoceda (Uale de Noceta) formó parte del nutrido patrimonio del monasterio de San Salvador de Oña. Su estratégica situación despertó el interés por su dominio y a mediados del siglo XIV era lugar de Behetría y solariego de los Velasco y del abad de Oña.
Valdenoceda carece de un núcleo urbano concentrado, dispersándose sus casas en varios barrios, actualmente conocidos como el barrio Grande, el Pequeño, La Granja, El Parador y el barrio de la fábrica.
A la entrada del barrio Grande encontramos la Casa Grande, perteneciente a la familia De la Garza, entre cuyos miembros se cuentan ilustres colonizadores en América, en concreto el fundador de Corphus Christi (Texas). El edificio es de buena factura con una ornamentación sencilla y elegante. Está declarado Monumento Histórico-Artístico en 1978.
La imponente torre gótica de los Velasco, construida entre finales del siglo XIV y comienzos del XV, tiene veinte metros de altura y gruesos muros de sillarejo rematados en almenas. El escudo de la fachada principal no es de los Velasco, sino de la familia Villamor.
Levantada junto a la Iglesia románica de San Miguel Arcángel del siglo XII conforma una bella estampa que nos avanza el denso patrimonio artístico que podremos encontrar en este bello valle.
IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
A finales del siglo XII fue construido este templo. De su primitiva fábrica románica conserva casi todo el cuerpo de la nave y la torre. A la cabecera cuadrada de finales del siglo XVI se le adosan una capilla, la sacristía y un edificio decimonónico con el que se cierra el elegante pórtico de cuatro arcos de medio punto. Este templo conserva también un testimonio epigráfico del año 1223 grabado en un sillar a un lado de la portada.
Al exterior destacan las ventanas geminadas de la torre, los relieves reutilizados en el husillo de acceso a ésta y la portada. En el interior llama la atención la cúpula sobre trompas, que se refuerza por medio de ocho nervios que confluyen en una clave ornada con el Agnus Dei.
Levantada junto a la torre de los Velasco, conforma una bella estampa que nos avanza el denso patrimonio artístico que podremos encontrar en este bello valle.