Hace siglos, los hombres arriesgaban su vida para ascender con sus mulas cargadas de mercancías por una estrecha senda que llegaba hasta la localidad de Tartalés de los Montes, un pequeño núcleo rural situado en pleno corazón de la Tesla, rodeado de extensos pinares y bosques autóctonos de quejigos, encinas y hayas.
Hoy, desde la estrecha carretera que comunica Tartalés de los Montes y Hoz de Valdivielso, podemos contemplar algunos tramos de aquel antiguo camino que nos adentraba en la Tesla. En ese punto podemos contemplar, como la antigua senda se abre paso entre las verticales paredes rocosas, junto a las aguas de un pequeño arroyo que se precipitan al vacío formando una hermosa cascada. Y junto al camino y a la cascada, la mano del hombre ha dejado su huella en plena naturaleza para mejorar su vivir diario; se ha construido un rudimentario y pequeño túnel que atraviesa la pared rocosa y llegaba a Tartalés de los Montes.
En el centro de este pequeño núcleo rural se abre una modesta plaza rodeada por pequeñas casas tradicionales, buen ejemplo de la arquitectura popular montañesa.
La iglesia de San Miguel es una sencilla construcción románica del siglo XIII. Bajo la espadaña hay una ventana con dos arquivoltas y columnas de decoración geométrica.